El panteón mexica (XXI): dioses de la agricultura, Chicomecoatl
En la entrada de hoy, que formará parte de un trabajo especial que desarrollaremos durante las próximas semanas, hablaremos de las deidades mexicas de la agricultura, comenzando por Chicomecoatl. Este conjunto de deidades se encuentran muy relacionadas con las deidades del agua, Tlaloc y Chalchiutlicue ; las deidades de la tierra, Tlaltecuhtli y Coatlicue; y, con el propio sol, Tonatiuh.
Fueron varios los dioses de la agricultura que adoraban los mesoamericanos. Los más importantes para los mexicas fueron Chicomecoatl y Cinteotl, deidad agrícola de la se realizará una entrada. También hubo otros como Mayahuel, diosa del maguey o Xilonen– muy relacionada con Chicomecoatl, se piensa que puede ser una advocación suya. Tanto Chicomecoatl y Cinteotl guardan una estrecha relación entre sí pero cada una tiene funciones y atributos particulares. Se estima que la diferenciación entre Chicomecoatl, Xilonen y Cinteotl se debe a los grados diferentes de maduración del maíz. Las ceremonias que se celebraban en su honor buscaban propiciar la abundancia de las cosechas, el crecimiento de las plantas o la fertilidad de la tierra, de ahí reside su importancia jugando un papel fundamental para la supervivencia. A estas deidades se las engloba dentro de los dioses relacionados con la lluvia, la humedad y la fertilidad agrícola.
Chicomecoatl, “Siete culebra”, es la diosa del maíz, siendo su creadora y dadora del maíz, aunque también del frijol y de las legumbres. Es sin duda una advocación de la tierra pero relacionada con los alimentos. Puede tanto producir buenas cosechas como catástrofes ecológicas. También se la compara con Xochiquetzal. Respecto a las celebraciones de esta deidad durante el xiuhpohualli destacan los meses Huey Tozotli, Tozoztontli y Ochpaniztli. En el mes Huey Tozotli se honraba tanto a Chicomecoatl como a Cinteotl y se realizaban sacrificios humanos. Antes de la fiesta ayunaban durante cuatro días y adornaban las imágenes de los dioses con espadañas ensangrentadas de las piernas o de las orejas. El día de la fiesta, los muchachos iban pidiendo limosna y les ofrecían comida. Tras ello iban a los campos a recoger cañas de maíz y brotes de maguey con los que adornaban la imagen de Cinteotl, Por la tarde visitaban el templo de Chicomecoatl llevando ofrendas en forma de comida y para poder bendecir las mazorcas de maíz que tenían guardadas para la siembra. Sahagún recoge en su Historia General de las Cosas de la Nueva España este episodio:
En esta fiesta ponían espadañas a las puertas de las casas; ensangretábanlas con sangre de las orejas o de las espinillas. Los nobles y los ricos, demás de las espadañas, enramaban sus casas con unos ramos que llaman acxóatl; también enramaban a sus dioses y les ponían flores a los que cada uno tenía en su casa.
Después de esto iban por los maizales y traían cañas de maíz, que aún estaba pequeño, y componíanlas con flores, e íbanlas a poner delante de sus dioses a la casa que llamaban calpulli, y también ponían comida delante de ellos.
Después de hecho esto en los barrios, iban al cu de la diosa que llamaban Chicomecóatl, y allí delante de ella hacían escaramuzas a manera de pelea; y todas las muchachas llevaban a cuestas mazorcas de maíz del año pasado. Iban en procesión a presentarlas a la diosa Chicomecóatl, y tornábanlas otra vez a su casa como cosa bendita, y de allí tomaban la semilla para sembrar el año venidero; y también poníanlo por corazón de las trojes, por estar bendito. Hacían de masa que llaman tzoalli la imagen de esta diosa en el patio de su cu, y delante de ella ofrecían todo género de maíz y todo género de frijoles, y todo género de chíen, porque decían que ella era la autora y dadora de aquellas cosas que son mantenimientos para vivir la gente.
Según relación de algunos, los niños que mataban juntábanlos en el primero mes, comprándolos a sus madres, e íbanlos matando en todas las fiestas siguientes hasta que las aguas comenzaban de veras; y así mataban algunos en el primero mes llamado cuauitleoa, y otros en el segundo llamado tlacaxipeoaliztli, de manera que hasta que comenzaban las aguas abundosamente, en todas las fiestas sacrificaban niños; otras muchas ceremonias se hacían en esta fiesta.(Sahagún 2011: Libro II, Capítulo IV, 83 – 84).
Sobre la representaciones de esta deidad destacan las siguientes: Códice Borbónico, láminas 7 y 30; Códice Florentino, libro I, lámina 10 r; Códice Tudela, láminas 14, 18 y 23; Códice Vaticano Latino, láminas 57 y 58, y Tonalamatl de Aubin, lámina 7. A Chicomecoatl se la representaba como el cuerpo de una mujer, con los cabellos largos, el cuerpo pintado de amarillo y la cara de rojo. Aparece en los códices con dos tipos de tocado. Por un lado, uno de ellos tiene una base circular y sobre ella unos triángulos de color rojo, en el centro aparece una forma romboidal que se divide en franjas de colores, dentro del tocado puede llevar mazorcas de maíz y plumas verdes de quetzal. Por el otro lado, el tocado presenta un gran armazón rectangular en cuyos extremos se ven círculos y rosetones de papel a cuyos lados caen bandas rojas, en el centro del mismo se halla un glifo del año, y al igual que en el otro tocado puede llevar mazorcas de maíz. Como vestimenta, porta un blusón largo, aunque, en ocasiones arriba del blusón lleva una prenda triangular. Porta un gran peto que le cubre desde el cuello hasta los hombros, cuya orilla va adornada con discos dorados. Calza sandalias de talonera generalmente de color rojo. En la espalda puede llevar un saco rojo del que salen mazorcas de maíz. Lleva orejeras circulares de varios colores, una nariguera azul en forma de mariposa, brazaletes y muñequeras rojas. En las manos sostiene dos mazorcas de maíz adornadas con listones. Otro dato que conviene destacar, en el Códice Borbónico aparece con la piel cubriéndole el cuerpo.
La semana que viene se analizará a Xilonen, “Muñeca de jilote”, diosa de los elotes tiernos de maíz y muy vinculada a Chicomecoatl. Disfruten de la semana, amantes de la cultura mexica.