El panteón mexica (XXV): Mixcoatl, deidad del cielo y de la guerra
Tras analizar las semanas anteriores a las diferentes deidades agrícolas: Chicomecoatl, Xilonen y Cinteotl; y a la deidad lunar, Meztli hoy, mostraremos una deidad imprescindible para la guerra mexica, Mixcoatl, a través de sus advocaciones asociadas, ámbitos de influencia y los rituales para rendirla culto.
Mixcoatl, “Serpiente de Nubes”, era el dios de la Vía Láctea, de las Estrellas del norte que se relacionan con los guerreros muertos en combate o sacrificados y patrón de la caza. Se le suele identificar con Xipe Totec, especialmente siendo destinatario de los sacrificios gladiatorios y por flechamiento. Esta deidad es agrupada dentro de los dioses de la guerra, el sacrificio y el alimento sanguinario del Sol y de la Tierra. Los tlaxcaltecas lo adoraban bajo el nombre de Camaxtli “Dueño de mastle”. Relacionado con él se encuentra Amimitl,”Flecha cazadora”, dios de la caza acuática, de los lagos y pescadores. Ha sido identificado también como padre de Quetzalcoatl.
Es una deidad venerada por los cazadores de las llanuras del norte y especialmente por los chichimecas, confirmando cómo hemos tenido oportunidad con otras deidades, que la religión mexica se nutre de la tradición mesoamericana. De hecho en el propio Recinto del Templo Mayor había un templo con las deidades de otros pueblos de su ámbito de influencia como gesto de veneración y de aplacar sus posibles iras.
Mixcoatl era venerado durante el día 1 tecpatl y durante el mes del xiuhpohualli de Quecholli. La celebración incluía sangrarse las orejas, no tener relaciones o no beber pulque. Realizaban ofrendas a los difuntos y cacerías. Se realizaban sacrificios humanos y se celebraban banquetes donde se consumía su carne. A continuación, se muestra el relato de Sahagún sobre este mes:
Cuando hacían las saetas, por espacio de cinco días todos se sangraban de las orejas, y la sangre que exprimían de ellas untábanla por las mismas sienes; decían que hacían penitencias para ir a cazar venados. Los que no se sangraban tomábanles las mantas en pena. Ningún hombre se echaba con su mujer en estos días, ni los viejos ni viejas bebían pulque, porque hacían penitencia. Acabados los cuatro días en que hacían las saetas y dardos, hacían unas saetas chiquitas y atábanlas de cuatro en cuatro con cada cuatro teas y de las cuatro saetas, ofrecíanlas sobre los sepulcros de los muertos; ponían también juntamente con las saetas y teas dos tamales. Estaba todo esto un día entero sobre la sepultura y a la noche lo quemaban, y hacían otras muchas ceremonias por los difuntos en esta misma fiesta. A los diez días de este mes iban todos los mexicanos y tlaltelulcanos a aquellos montes que llaman Zacatépec, y dicen que es su madre aquel monte. El día que llegaban hacían jacales o cabañas de hono, y hacían fuegos, y ninguna otra cosa hacían aquel día. Otro día, en amaneciendo, luego almorzaban todos y salían al campo y hacían una ala grande, donde cercaban muchos animales, ciervos, conejos y otros animales, y poco a poco se iban juntando hasta acorralarlos tods; entonces arremetían y cazaban cada cual lo que podía. Acabada la cala, mataban cautivos y esclavos en un cu que llaman Tlamatzinco; atábanlos de pies y manos y llevábanlos por las gradas del cu arriba, como quien lleva un ciervo por los pies y por las manos a matar. Matábanlos con una gran ceremonia. Al hombre y a la mujer que eran imágenes del Dios Miscóatl y de su mujer, matábanlos en otro cu que se llamaba Miscoateupan; otras muchas ceremonias, etc. (Sahagún 2011: Historia General de las Cosas de la Nueva España, Libro II, Capítulo XIV, 93).
Aparece representado en el Códice Borgia, lámina 25, Códice Borbónico, lámina 33, en el Códice Magliabechiano, lámina 44r o en el Códce Tudela, lámina 24r. Se le identifica porque representa a un hombre vestido de amarillo con rayas rojas, su cara es negra y podía llevar una cesta o un escudo.
En definitiva, Mixcoatl, conocido bajo otros nombres por otros pueblos, es una deidad azteca de la caza y guerra, de ahí reside su importancia. La semana que viene hablaremos de Yacatecuhtli, deidad mexica de los viajeros. Hasta la próxima semana…