El templo romano: aedes y templum
El templo para los romanos era un espacio consagrado a los dioses, cuya propiedad del terreno era de la divinidad, en dónde los sacerdotes realizaban ceremonias en honor al dios que correspondiera (sacrificios, expiación, promesas…).
En el templo romano existen dos términos que aparecen con frecuencia en las fuentes: Aedes y templum. Estos términos designan a dos unidades diferentes.
Templum designa un espacio delimitado religiosamente. Este espacio puede ser terrestre o celeste. Los encargados de realizar esta delimitación eran los augures. El espacio terrestre reside donde se situaba el templo.
Los augures procedían a delimitar el espacio en dos fases. En la primera fase los augures procedían a desocupar el área del terreno, mediante unos ritos procedían a la purificación del lugar. La segunda fase se procedía a transferir a la divinidad la propiedad del terreno. Así la divinidad se convierte en la nueva propietaria del terreno. Existe un templum en el espacio celeste donde los augures son los encargados de delimitar el espacio celeste, para observar el vuelo, canto… de las aves, para reconocer e interpretar la voluntad exacta de Júpiter.
Los antiguos constituían del siguiente modo los edificios sagrados (Aedes sacras) y los templos (templa): en primer lugar el área [sobre el que deberán surgir] venía ritualmente desocupada y delimitada por los augures; después era consagrada por los pontífices; posteriormente eran realizados sacrificios. Existían, por tanto, templa para los cuales se tomaban los auspicios y en los cuales se administraban los asuntos del Estado y era posible reunir al Senado y otras construcciones que eran solamente edificios sagrados (sacra). (Serv. Ad Aen. VI, 446)
Sobre el templum (espacio consagrado a la divinidad) se construye el edificio que se denomina Aedes. Este será el lugar donde viva la divinidad.
El termino designa el edificio arquitectónico, pero debía levantarse sobre el templum, así se termina confundiendo los dos términos.