“Mierda” de acera
No cabe la menor duda de que los navalcarnereños amamos a los animales, aunque pecaría de ingenuidad al decir que esta regla la cumplen todos y cada uno de mis convecinos, pero la mayor parte sí que se comportan bien con todos los seres vivos. Los propietarios de mascotas las cuidan, protegen y miman porque para ellos forma parte de su familia. El problema lo provocan aquellos que no respetan al resto de viandantes y dejan los excrementos de sus perros en medio de las aceras.
El nivel de incivismo de estas personas quedaría como una anécdota, si sólo analizamos lo antiestético de la situación. No obstante, los excrementos en el pavimento pueden causar otro tipo de incomodidades un poco más peligrosas, puesto que quienes los pisan pueden resbalar y caerse al suelo. Ahora, si alguno de los cerdos que practican este deporte tan asqueroso lee esto, se sonreirá imaginándose escenas cómicas. Pero les voy a pedir una reflexión: imagine que su abuela va a parar al suelo después de que en su camino se encuentra uno de estos “regalos” generosos que ha soltado su perro… El golpe le genera una fractura de cadera y desde entonces queda prostrada en una silla de ruedas. A que ya no se ríe tanto…
Quiero que siga imaginando. Visualice que tiene amigos. Uno de ellos para desplazarse de un lado a otro se ve obligado a utilizar una silla de ruedas manual a la que impulsa con sus manos. Al pisar uno de estos excrementos, usted lleva zapatos que impiden que la sustancia en sí llegue a sus pies, pero, si ya le asquearía rozar las heces con las plantas de sus pies, dígame, ¿qué le desearía al tipo que ha provocado que sus manos se llenen de “mierda”?
Algo también repugnante ocurre cuando los invidentes golpean el excremento que hay en las aceras con su bastón e, incluso, después puede llegar a pisarlo también con sus zapatos . En el caso de que no se den cuenta pueden guardar su medio guía en la cartera lleno de porquería. ¿Le gustaría que un familiar suyo viviera esta situación? Puede, aún así, que la respuesta sea afirmativa.
Pues le advierto de que no hay demasiados dispositivos de limpieza debido a la situación precaria de Navalcarnero. Por culpa de esta situación, las calles se encuentran bastante sucias y no se recogen con la frecuencia debida los excrementos de las aceras, dejando el pavimento lleno de porquería. Si no le da asco toparse con ella, piense que a sus vecinos sí. Respeteles y, si todavía se empeña en continuar con esa actitud, pague la multa que recibirá ante el aplauso de los que no queremos que Navalcarnero se convierta en un estercolero.